Entre las obras del pintor Antonio López, cabe destacar el "árbol" que desde La Parra (1955) reaparece tantas veces en sus dibujos de membrilleros y otros frutales.

El árbol es el reverso y el antídoto de la ciudad, Frente a los vastos paisajes urbanos, la intimidad del pequeño huerto. En contraste con la visión aérea y lejana, esta visión cercana, táctil, que palpa los contornos de las ramas, las hojas y las frutas.








Tras sus dibujos de interiores de los años sesenta, centrados en los planos de luz y sombras, hacia 1970, el artista regresa a un dibujo más tradicional de puro contorno. En sus membrilleros, la sustancia material de las frutas, las hojas y las ramas  se evapora, dejando sólo un residuo muy sutil, como una filigrana o una labor de encaje.








Los árboles muestran un dibujo de técnica más tradicional. El propio artista define sus pinturas de árboles como si fueran mapas porque el contorno de las hojas, las ramas o las frutas se parecen a las líneas que dibujan la geografía de los mapas.


Nos seguimos viendo !!