La Scala de Milán es, sin duda alguna, el teatro lírico más prestigioso del mundo, tanto por su pasado glorioso como por la calidad artística de sus actuales representaciones.



Fue construido en 1778 en estilo neoclásico, por Giuseppe Piermarini (1734-1808) y sufrió numerosas modificaciones.

Los sucesivos directores han velado siempre para que esté dotado de las mejoras técnicas.



La Scala fue el primer teatro iluminado con electricidad.






Inaugurado en 1778 con "Europa riconosciuta", de Antonio Salieri (1750-1825), el teatro consiguió ser en el siglo XIX el hogar de los movimientos independentistas italianos.



Destruido en 1943 durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos dañaron seriamente el teatro, y fue reconstruido y reestrenado el 11 de mayo de 1946 con un concierto memorable, dirigido por Arturo Toscanini.



Entre los más celebres compositores de esta época, Gioacchino Rossini, Gaetano Donizetti y, sobre todo Giuseppe Verdi han contribuido a popularizarlo. La unificación italiana no le impidió convertirse en el hogar principal de la vida teatral del país. Los mejores autores, intérpretes y directores de orquestas, como Arturo Toscanini (1867-1957), han afianzado su renombre internacional.

En La Scala se estrenaron muchas óperas famosas, y mantuvo una relación muy especial con el compositor Giuseppe Verdi. Sin embargo, durante muchos años el compositor no representó allí ninguna de sus obras, dado que Verdi acusó a la orquesta de modificar su música.

En la actualidad el edificio posee un Museo con una extraordinaria colección de pinturas, bocetos, estatuas y otros documentos relacionados con la ópera.


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