Juana Borrero, la niña prodigio
Ayer en la mañana les dejé una poesía "Verpertino", de una de las mujeres más impresionante que conocí cuando visité por primera vez el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba.
Al conocer su biografía me emocionó y sobrecogió en lo más profundo por el don tan extraordinario por el que fue otorgada, y como disfrutó minuto a minuto en su corta vida del amor y de la palabra. Pude admirar y gozar de sus pinturas, de las cuales me enamoré por la candidez de las miradas en los rostros que pintaba y todo lo que dibujaba.
Esta es la historia de una niña prodigio que destacó por sus pinturas y poesía, y es por derecho propio, una de las figuras más fascinantes del modernismo Hispano-Americano. Sus obras no han sido publicadas fuera de Cuba, al parecer cuentan que hasta ahora, y por ello no ha tenido todo el reconocimiento que se merece.
Juana Borrero es uno de los temperamentos más auténticos de la lírica cubana de finales del siglo XIX. Nació en La Habana el 15 de marzo de 1877, hija de Consuelo Pierra y de Esteban Borrero Echevarría. En su figura se funde la estirpe patriótica y literaria de una de las familias más polifacéticas, talentosas e ilustres de esa etapa en la Mayor de las Antillas.
De la profundidad de sus sentimientos están hechos sus versos.
¿Queréis sondear la noche de mi espíritu
Allá en el fondo oscuro de mi alma
hay un lugar donde jamás penetra
la clara luz de la esperanza.
Pero no me preguntes lo que duerme
bajo el sudario de la sombra muda...
¡Detente allí, junto al abismo y llora
como se llora al borde de las tumbas!
Allá en el fondo oscuro de mi alma
hay un lugar donde jamás penetra
la clara luz de la esperanza.
Pero no me preguntes lo que duerme
bajo el sudario de la sombra muda...
¡Detente allí, junto al abismo y llora
como se llora al borde de las tumbas!
Y será ardua tarea encontrar, entre las poetisas cubanas, alguna que la supere, por la intimidad radical de su obra y la dulce suavidad conque su sombrío desencanto se expresa en las rimas de la bella y triste niña que sueña a orillas de Almendares.
El don de la creación marcó desde la infancia a Juana Borrero, un ser verdaderamente asombroso, quien desde temprana edad demostró genio e ingenio, tanto en la pintura como en la poesía.
A la edad de cinco años dibuja con trazo seguro, una de la más atractiva de sus estampas entonces es un clavel y una rosa, obra que titularía "Romeo y Julieta". Con siete años escribe su primer poema, y comienza a recibir clase de dibujo. La niñez, y toda su breve vida, transcurre en un ambiente favorable a la literatura y al arte.
Cuando en 1892, Esteban Borrero marchó por un tiempo hacia Estados Unidos, su hija Juana contempló nuevos panoramas con ojos llenos de asombro. En Nueva York, en una noche inolvidable, José Martí prepara una fiesta en Chichering Hall, en homenaje a la niña prodigio. Cuentan que Juana nunca pudo olvidar la voz cautivadora, el acento tierno y atractivo en la palabra del maestro.
Continuará.....
Feliz fin de semana amigos, nos vemos.
Ayer en la mañana les dejé una poesía "Verpertino" , de una de las mujeres más impresionante que conocí cuando visité por primera ...