Las historias y leyendas de Madrid son innumerables, como ya les comenté dan curso a miles de interpretaciones y narraciones, por ello les voy a relatar la intriga que encierra el Palacio de Linares, en la actualidad Casa de América, ubicado en pleno centro y cerca de la Plaza de la Cibeles.



Hace muchos años atrás Don José de Murga y su esposa, Doña Raimunda de Osorio, era un matrimonio muy conocido en Linares (Jaén), debido a las obras de beneficencia y centros de caridad que ponían en marcha. Don José, fue uno de los personajes con visible relevancia en la sociedad que optó por permanecer fiel al Rey Amadeo de Saboya, este como premio a su dedicación le otorgó el Marquesado de Linares; años después Alfonso XII le concedió el título de Vizconde de Llantero por colaborar con grandes sumas de dinero para la restauración borbónica. Cuatro años más tarde se le concedió la gran cruz de Isabel la Católica.


El marqués convertido en todo un personaje quiso construirse una residencia a su medida y en consonancia con el poder político y económico adquirido. Por lo que decidió comprar unos terrenos que existían en el Paseo de Recoletos haciendo chaflán con la Calle Alcalá, y así construir el Palacio de Linares (1873), al que se trasladó a vivir con su mujer antes de que las obras finalizaran.

Palacio de Linares a la izquierda

Los marqueses tuvieron un hijo, el cual se dedicó a la buena vida y a dilapidar buena parte de la fortuna de sus padres. Conocidas fueron las aventuras galantes del señorito, su padre siempre le aconsejaba que se casara por amor y no por intereses como era habitual entre familias pudientes. El joven fue a enamorarse de una muchacha de origen humilde e hija de la estanquera de la Calle Hortaleza, y decidió contraer matrimonio. Al enterarse el Marqués puso el grito en el cielo y le obligó a marchar a Londres con el fin de solucionar algunos negocios, y de paso para distanciar a su hijo de la muchacha.

A los pocos días de partir, el joven recibió una carta donde le comunicaban la repentina muerte del padre, volviendo a Madrid y asistiendo a los solemnes funerales. Semanas más tarde contrajo matrimonio con su amada guardando el luto que requería la ocasión.

Tiempo más tarde y mientras arreglaba algunos papeles del padre, el joven marqués encontró una carta sin enviar, escrita por el fallecido y dirigida a su hijo cuando se encontraba en Londres, en ella le confesaba que en su día había tenido una aventura con otra mujer, y fruto de ese amor había nacido una niña, esa mujer ahora, era la esposa de su hijo......... Continuará


Fotos antiguas: Pentimento
Fotos actuales: Balovega